martes, 8 de noviembre de 2011

*POLITICA EXTERIOR*


A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres – por la cual se originó la guerra de intervención.España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.
Las dos figuras más importantes, fueron, Matías Romero e Ignacio Mariscal, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales.
La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno México
Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación
Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.
 Para impulsar el desarrollo económico y el progreso material, la política exterior del Porfiriato fue la piedra angular. Durante los 34 años de dictadura el gobierno mexicano se comportó con independencia y valentía frente a las presiones que por momentos ejercía Washington sobre la administración de Díaz. El cumplimiento de los compromisos de la deuda definió desde 1878, la estabilidad y cordialidad de la relación bilateral.
El gobierno mexicano desarrollo una intensa actividad diplomática basada, desde luego en la estrecha cooperación con Estados Unidos. Como equilibrio político y económico resultaba imprescindible para México, el gobierno porfirista amplio sus horizontes hasta Europa. Las relaciones comerciales con Francia, España y Alemania alcanzaron un nivel sin precedentes. Inglaterra, por su parte, se convirtió en el contrapeso ideal en áreas estratégicas como la minería, los ferrocarriles y el petróleo. Porfirio Díaz mandó de embajador al Japón a su propio hijo porque ambos pueblos veían el auge del monstruo del norte como peligroso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario